Ampliando los diálogos de las maternidades

Ampliando los diálogos de las maternidades

Reflexiones para un 10 de mayo

Cada año, el mes de mayo se vuelve la fecha ideal para celebrar a mamá, llevarla a comer, comprarle regalos y gastar en algo que la haga feliz, pero poco nos detenemos a pensar ¿Qué le celebramos a las madres?¿La abnegación?¿La incondicionalidad?¿La falta de opciones para no ser madre? ¿El cuidado perpetuo?

Existe una dicotomía en la idealización de la figura materna; se les festeja una vez al año pero poco se habla de lo que se espera de ellas en nuestra cultura, los tabúes que las rodean, los embarazos obligatorios, la carga mental, la marginación y la subordinación

«En este día tan especial» comparto con ustedes algunas reflexiones en torno a las maternidades.

La primera tiene que ver con la elección libre de la maternidad. Me encanta ver a la nueva ola de mujeres madres que consideran la maternidad como un viaje y no como un destino, que se preparan para un embarazo y un parto consciente, que luchan por visibilizar las violencias obstétricas y que se informan para llevar a cabo una crianza bien asumida, personalizada y respetuosa.

Sin embargo, resulta aterrador que el mismo país sea el territorio de uno de los mayores índices de embarazos adolescente, que además de acuerdo a CANAPO, durante el confinamiento del 2020 aumentó un 12% en relación al 2019.

Y la cifra no es lo único que asusta, es desmoralizante saber que muchos de esos embarazos son producto de violaciones dentro de la unidad doméstica y que aún en muchos estados de nuestro país, las mujeres no son libres para decidir sobre sus cuerpos, abortar y elegir esa maternidad que les celebramos año con año.

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La segunda tiene que ver con los cuidados. Pareciera que tuvo que atravesarnos una pandemia para que los medios de comunicación hablaran sobre la carga mental de las mujeres y de manera particular de las madres ¿Se han puesto a pensar cuantas cosas se solucionan en este mundo gracias al cuidado de las mujeres?

Los cuidados maternos se asumen como parte de la “naturaleza femenina”, así que siendo madres o no, pareciera que nuestro rol es maternar y cuidar: al planeta, a las personas mayores, a las mascotas, a los equipos de trabajo y por supuesto a las hijas y los hijos.

Cuando a las madres se les posiciona como cuidadoras naturales, sus necesidades como mujeres son ignoradas y supeditadas al ámbito doméstico y a una posición de subordinación ¿nos les suena esto la razón por la cuál tantos electrodomésticos se ponen en oferta y se consideran el regalo perfecto para el día de las madres?

Aunque hemos visto avances en la participación de los padres por llevar a cabo crianzas compartidas, aun falta voluntad por parte de muchos hombres para asumir su corresponsabilidad y también, faltan muchas políticas públicas y empresariales que lo hagan posible.

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La tercera reflexión es sobre la singularidad de las madres y la importancia de dejar atrás el estereotipo de la madre perfecta: la que aguanta, la que no se arrepiente de ser madre, la que puede con todo, la que siempre está de buenas.

Se necesita abrir la puerta a una gama más amplia de maternidades, reconociendo que cada una tiene necesidades específicas, entendiendo que el embarazo y el parto no son enfermedades que se resuelven con protocolos homologados, frenando las violencias obstétricas, reconociendo y atendiendo la depresión posparto y visibilizando que la crianza y el cuidado de los hijos con una chinga que en la mayoría de los casos atienden solo ellas o en su defecto, otras mujeres de la familia.

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Las reflexiones no acaban. Podríamos también pensar en las madres que hoy no celebran porque buscan a sus hijas o hijos desaparecidos, las mujeres que no logran ser madres, las madres que adoptan(a quienes suelen considerarse como madres de segunda), las madres que avanzan en contextos que tienen todo en su contra e incluso, pensar en las mujeres que ven otros destinos posibles más allá dela maternidad.

¿A quién quiero que le llegue esta nota?

A todos los que puedan hacer un cambio inmediato en su cotidianidad, por ejemplo a los padres, invitándoles a celebrar la maternidad de sus compañeras todo el año siendo equitativos con las labores domésticas y de cuidados.

A las marcas y los creadores de contenido, les invito a cambiar discursos, a hablar con honestidad y realidad, a visibilizar problemas y necesidades, a ser aliados reales y no de dientes para fuera, a pensar en el impacto que tienen en el refuerzo de las cargas atribuidas a las mamás, a reconsiderar su poder como agentes socializadores para mantener, reproducir o cambiar los estereotipos dentro de nuestra cultura.

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A las empresas de todos los tamaños, respetando las licencias de maternidad. Entiendo que sus colaboradoras madres tienen dos trabajos y solo uno pagado, pero también considerando licencia de paternidad en miras de un mundo que apunte ala justicia.

A todas las mujeres que no son empáticas con sus congéneres y a esas hijas e hijos que dan por sentado el cuidado y sacrificio de sus madres en nombre del amor. Gracias por llegar hasta aquí. Les mando amor a todas las madres que me rodean, y especialmente a la mía: Isabel.

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